V I C H A D A .... Sí Aprende

De Saint Exupery Antoine

Hay ocasiones en que las epopeyas no se encuentran en exóticos planetas, ni son necesarias impetuosas conquistas para alcanzar la gloria. A veces, todo el espíritu épico y maravilloso que muchas veces buscamos en la ciencia-ficción se encuentra en un pasado no tan remoto, de la mano de unos personajes tan sencillos como inolvidables. Éste es el caso de Vuelo nocturno, un viaje admirable a los principios de la aviación. Unos tiempos en que -en medio de esas noches cerradas en las que no vemos ni la mano extendida ante nuestros propios ojos- no existía más guía que la propia vista, ni más ayuda que una brújula, ni más comunicación con el resto del mundo que la del radiotelégrafo. Saint-Exupéry nos narra la aventura de uno de estos arrojados pilotos, cuando aún son pocos los que comprenden que el vuelo nocturno es la única forma de la aviación comercial capaz de competir con los transportes tradicionales. Perdido en la noche, sorprendido por una virulenta tormenta, quedará más y más aislado conforme el monstruo al que se enfrenta asola las ciudades e inutiliza el radiotelégrafo, mientras sus camaradas, desde la precariedad de medios de la época, tratan en vano de restablecer el contacto y guiarlo hasta casa. Es ésta una novela en la que se navega, a través de su prosa bella y serena, del mismo modo que lo hace el héroe en la tormenta, tan fascinante y terrible al mismo tiempo. La gesta no reside aquí en la consecución de unos objetivos colosales, sino en el devenir diario de unos hombres sencillos y parcos en palabras enfrentados a diario, como pioneros del siglo que amanece, con los viejos temores humanos. Tamaño: 528 Kb, Narrativa,Aventuras
Si bien Piloto de Guerra es una novela de acción, considerada con mayor profundidad es posible definirla como el testimonio de una acción moral. Y acción moral por cuanto constituye el planteo de un interrogante para el que sólo hay una respuesta: la comprensión de la guerra como un absurdo, como una falta de respeto de dos comunidades ante sus lenguajes y lo que ellos significan. Saint-Exupéry ha logrado afirmar una vez más, en Piloto de Guerra, que existen caminos que pueden llevar a la consecución de la verdadera dignidad humana. Tamaño: 145 Kb, Narrativa,Aventuras
En un principio, la Carta era el prólogo a un libro de Léon Werth, judío y amigo de Saint-Exupéry -el Principito, de hecho, está dedicado -a León Werth cuando era niño-. Por azares de la vida y de la guerra, el libro no se publicó, pero el prólogo sí, reconvertido en texto independiente y editado en 1943. Lo que acabó publicándose, después de borradas las referencias a Werth y hechos los retoques pertinentes, es una reflexión sobre qué nos hace humanos, sobre cómo nos reconocemos en los otros, en un instante, sin mediaciones, apenas con un gesto que compartimos con el otro, con el diferente, que a partir de entonces se convierte en compañero de viaje o, en palabras de don Antoine, en otro peregrino. Está construido a partir de tres anécdotas, de tres vivencias de la amistad instantánea, de la humanidad más honda. La primera es un encuentro con los emigrados franceses en Portugal. No se trata de un encuentro con refugiados. Tampoco de que Saint-Exupéry se topó con emigrantes empujados al exterior por el hambre. Quienes le salen al encuentro son más bien burgueses y pequeñoburgueses que tratan de poner a salvo las pocas riquezas que les quedan, aunque ya lo han perdido todo. Se trata de gente que en la huída huyó también de sí misma. Y aquí Saint-Exupéry presenta una de sus imágenes mejor logradas: -Todavía jugaban a ser alguien. Se estiraban con todas sus fuerzas para alcanzar alguna significación. -¿Sabes- Yo soy éste, el amigo de alguien, el vecino de tal pueblo? Tamaño: 85 Kb, Sociales, Varios
`Vuelo nocturno` o `El piloto y la tormenta` presenta la historia de Fabien, que se enfrenta a una tormenta violentísima, difícil de eludir, y que pone en alerta a la tripulación. Esta narración sobre un vuelo de correos, que durante la noche viaja de Patagonia a Buenos Aires, se presenta como una rara premonición: Saint-Exupéry murió en un vuelo de reconocimiento durante la Segunda Guerra Mundial. El devenir de Fabien se narra mientras Rivière, su patrón, aguarda el regreso de sus trabajadores a Buenos Aires. El inflexible Rivière exige un compromiso absoluto con la organización, pero esa noche decide a preguntarse qué sentido tuvo su vida y qué sentido tuvo lo que hizo en ella, recordando un vuelo de artista dentro del nervio eléctrico de una poderosa tormenta, una forma de acechar, desde la musicalidad literaria, la música del cielo conmocionado por el milenario poder de los elementos. Tamaño: 106 Kb, Narrativa,Aventuras
Publicada por primera vez en 1948, Ciudadela reúne las notas que Saint-Exupéry dejó inéditas cuando desapareció en 1944, volando sobre Francia en misión de guerra. Con la voz de un príncipe del desierto, a quien su padre el rey transmite la sabiduría adquirida durante su larga existencia, y bajo la forma de un diario que abarca toda clase de reflexiones, es en esta obra más que en cualquiera de sus libros de ficción, donde se plasma con mayor profundidad el mundo interior de Saint-Exupéry, su filosofía de la vida. Tamaño: 424 Kb, Narrativa, Varios
Un día de febrero de 1938, el avión pilotado por Antoine de Saint-Exupéry y su amigo André Prévot despega de Nueva York rumbo a Tierra de Fuego. Cargado con exceso de combustible, el aparato se estrella al final de la pista. Superados cinco días de coma y mientras convalece del terrible accidente, Saint-Exupéry escribe «Tierra de hombres» con la perspectiva de quien contempla el mundo desde la soledad de una cabina de avión. Escribe con la nostalgia de una infancia feliz y perdida, escribe para evocar el difícil aprendizaje del oficio de aviador, homenajear a los compañeros Mermoz y Guillaumet, mostrar la Tierra a vista de pájaro, revivir el accidente sufrido junto a Prévot o revelar los secretos del desierto. Pero, lo que de verdad quiere decirnos es que vivir es aventurarse a buscar el misterio escondido tras la superficie de las cosas, la posibilidad de encontrar la verdad dentro de uno mismo y la urgencia de aprender a amar, la única manera de sobrevivir a este universo deshumanizado. «Tierra de hombres» se publicó en febrero de 1939 y en otoño de ese mismo año fue galardonado con el Gran Premio de la Academia Francesa y con el National Book Award en Estados Unidos. Tamaño: 356 Kb, Autoayuda, Superación personal
El Principito es un clásico de la literatura infantil, pero llega al corazón tanto de niños como de adultos que se conmueven con su lectura. En este extraordinario relato, Antoine De Saint-Exupery narra la historia del Principito, el cual a través de un lenguaje sencillo y de vivencias propias, deja enseñanzas de vida que ayudarán a la comprensión y valoración, tanto de las cosas simples como de las complejas. Tamaño: 771 Kb, Narrativa, Juvenil
Textos inéditos y artículos de prensa. Incluye: `El aviador`, fragmento de su primer libro perdido (1926), Viajes a Rusia (1935), Paz o Guerra (1938), Carta a los Franceses, Carta al General X (1943) y Tres Prefacios a libros publicados por amigos del autor. Se incluye otro texto de su lucha, en vuelo, contra un ciclón. Cartas de Juventud (1926- 1930) Contiene las cartas a su amiga Rinette en las que habla de temas literarios y da cuenta de sus viajes. Le reprocha que no le escriba. Escritas en los más diversos escenarios. (Francia, Casablanca, Argentina, Alicante). Tamaño: 470 Kb, Narrativa, Varios

 

BIOGRAFÍA:
Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 1900 - mar Tirreno, 1944) fue un novelista y aviador francés cuyas experiencias como piloto fueron, a menudo, fuente de inspiración.
Tercero de los cinco hijos de una familia de la aristocracia su padre tenía el título de vizconde, vivió una infancia feliz en las propiedades familiares, aunque perdió a su progenitor a la tierna edad de cuatro años. Estuvo muy ligado a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda su vida.
Su interés por la mecánica y la aviación se remonta a la infancia: recibió el bautismo del aire en 1912 y esta pasión no lo abandonó nunca. Después de seguir estudios clásicos en establecimientos católicos, preparó en París el concurso de entrada en la Escuela Naval, pero no logró su objetivo y se inscribió en Bellas Artes. Pudo aprender el oficio de piloto durante su servicio militar en la aviación, pero la familia de su novia se opuso a que se incorporara al ejército del aire, por lo que se resignó a ejercer diversos oficios al tiempo que frecuentaba los medios literarios.
El año 1926 marcó un giro decisivo en su vida, con la publicación de la novela breve `El aviador`, en `Le navire d`argent` de J. Prévost, y con un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. A partir de entonces, a cada escala del piloto correspondió una etapa de su producción literaria, alimentada con la experiencia. Mientras se desempeñaba como jefe de estación aérea en el Sahara español, escribió su primera novela, `Correo del sur` (1928).
La escala siguiente fue Buenos Aires, al ser nombrado director de la Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, donde tuvo la misión de organizar la red de América Latina. Tal es el marco de su segunda novela, `Vuelo nocturno`. En 1931, la bancarrota de la Aéropostale puso término a la era de los pioneros, pero Saint-Exupéry no dejó de volar como piloto de prueba y efectuó varios intentos de récords, muchos de los cuales se saldaron con graves accidentes: en el desierto egipcio en 1935, y en Guatemala en 1938.
En los años treinta multiplicó sus actividades: cuadernos de invención, adaptaciones cinematográficas de `Correo del sur` en 1937 y de `Vuelo nocturno` en 1939, numerosos viajes a Moscú y a la España en guerra, reportajes y artículos para diversas revistas, etc. Durante su convalescencia en Nueva York, después del accidente de Guatemala, reunió por consejo de A. Gide los textos en su mayor parte artículos ya publicados que se convirtieron en `Tierra de hombres` (1939).
Durante la Segunda Guerra Mundial, luchó con la aviación francesa en misiones peligrosas, en especial sobre Arras, en mayo de 1940. Con la caída de Francia marchó a Nueva York, donde contó esta experiencia en `Piloto de guerra` (1942). En Estados Unidos se mantuvo al margen de los compromisos partidistas, lo que le atrajo la hostilidad de los gaullistas. Su meditación se elevaba por encima de la historia inmediata: sin desconocer las amenazas que la época hacía pesar sobre el respeto del hombre, como lo relata en `Carta a un rehén` (1943), optó por la parábola con `El principito` (1943), una fábula infantil de contenido lirismo e ilustrada por él mismo, que le dio fama mundial.
A partir de 1943, pidió incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte y retomó las misiones desde Cerdeña y Córcega. En el transcurso de una de ellas, el 31 de julio de 1944, su avión desapareció en el Mediterráneo. Los cientos de páginas de `La ciudadela`, suma alegórica que permaneció inacabada, fueron publicadas póstumamente en 1948. La prosa de Saint-Exupéry impresiona por un rigor en el que la desnudez retórica asegura la eficacia del relato de acción. Cercano a A. Malraux por su conciencia de la aventura humana, a J. Giono por su lirismo cósmico, a G. Bernanos por su búsqueda del absoluto, Saint-Exupéry mostró siempre que el hombre no es más que lo que hace.